Gurov y Ana habían arreglado el dichoso plan. Huir no era una opción razonable... Los problemas siempre persiguen a sus propietarios. La única solución es la solución.
- ¿Estás seguro de esto, Dmitri? - le preguntó Ana confundida.
El silencio de Gurov preocupó a Ana. No quería precipitarse... era un riesgo demasiado grande.
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El tren los esperaba... Ucrania sería el nuevo hogar de los fugitivos Gurov y Ana. Huir nunca fue razonable... pero ¿acaso la razón ha gobernado sobre la voluntad del amor?
Las blancas colinas de Kiev son ahora el nevado lecho de los enamorados. Habiendo abandonado todo lo que tenían en Rusia, el invierno eterno se encargó de abrazar las vidas románticas de dos idiotas.... Dos idiotas sin arrepentimientos. Y nevó y nevó...