viernes, 18 de noviembre de 2011

Las Blancas Colinas de Kiev (Un final alternativo para "La dama del perrito" de Antón Chéjov)

   El amor, como un estúpido parásito, se apodera de nuestra conciencia. Cuesta mucho establecer prioridades... Lo necesario, lo deseado, lo debido. Todo sucumbe ante las fauces del voraz amor. Una rosa llena de espinas. Espinas que se clavan y no sueltan, aferrándose a los designios del corazón. Así es el amor... El amor que llevó a Gurov a tomar una decisión. Una decisión de la que se querrá arrepentir.

   Gurov y Ana habían arreglado el dichoso plan. Huir no era una opción razonable... Los problemas siempre persiguen a sus propietarios. La única solución es la solución.

- ¿Estás seguro de esto, Dmitri? - le preguntó Ana confundida.

   El silencio de Gurov preocupó a Ana. No quería precipitarse...  era un riesgo demasiado grande.

   ¿Y los hijos de Gurov? ¿Qué sería de ellos? Las dudas no abandonaban la mente de Dmitri, pero la mente era solo un pedazo de materia gris inmóvil ante la rapidez con la que latían las elecciones.

   El tren los esperaba... Ucrania sería el nuevo hogar de los fugitivos Gurov y Ana. Huir nunca fue razonable... pero ¿acaso la razón ha gobernado sobre la voluntad del amor?

  Las blancas colinas de Kiev son ahora el nevado lecho de los enamorados. Habiendo abandonado todo lo que tenían en Rusia, el invierno eterno se encargó de abrazar las vidas románticas de dos idiotas.... Dos idiotas sin arrepentimientos. Y nevó y nevó...

La Llegada del Caballero

  Atados a una puerta, los brazos de Judas manchan de sangre el pasto gris y las flores de loto del séptimo jardín. Ardiendo junto a un animal tricéfalo, las llamas del sufrimiento a viva voz sollozan sus lamentos. Estoy en el punto sin retorno, los ojos me observan a través de los vacíos troncos, estoy en el infierno. Una rata se acerca a las fauces del cerbero, y en cuestión de segundos no quedan más que huesos. No entiendo ¿Qué hago acá? No entiendo... ¿Por qué me has abandonado? Las puertas de mármol se abren y ya el terror, de mi alma se ha apoderado.