sábado, 29 de junio de 2013

Anónimas

Jamás me enamoraría de una mujer sin nombre. Para mí el nombre guarda parte importante de ese sutil encanto que convive con la belleza que distingue a una persona de otra. Puede que dos mujeres tengan el mismo nombre, pero sus voces marcan diferencias en la pronunciación de cada una de las letras que conforman ese nombre.

El nombre, poéticamente lo callo por un asunto que se riñe entre la cobardía, una supuesta auto-preservación y la poesía misma. Decir un nombre es exponer una imagen (además de la mía) a la opinión pública. Decir un nombre es delatar al silencio, que exige su derecho a permanecer callado, porque sabe que todo lo que diga puede ser utilizado en su contra. Decir un nombre es distanciar a mi lectora de esa ilusión de que las palabras podrían ser para ella... Más que porque las haya escrito yo, por motivos de apreciación a lo expresado, sin necesidad de saber quién rayos habla en esos versos.

He aquí la importancia del anonimato para el bien del romance. Ciertamente, ¡qué viva la incertidumbre!

Son anónimas todas aquellas cuyos nombres el silencio repite suspirando. Sus nombres solo los sabemos ese silencio, algunos amigos del silencio y yo. Hay distintas anónimas en mis escritos. (Creo que) tan solo una sabe que en uno(s) de estos hablo de ella, pero de resto son anónimas preciosas que  (creo que) no conocen mi verdad... o que apenas me conocen.

domingo, 16 de junio de 2013

La belleza

      Los ojos son dos piedras preciosas que irradian una belleza que muchos intentamos describir con poesía, pero creo que sinceramente lo que buscamos describir no son un par de ojos, sino una sola mirada. 

      La verdadera marca de la belleza es la mirada. El poder representado en la inmensidad del negro de las pupilas, en el profundo blanco de los ojos del ciego que guarda en su invidencia una ardiente llama del color de la luna. La mirada tiene algo que no tienen unos ojos por sí solos; la esencia, que es la muestra absoluta de la hermosura.

    Por una mirada, me arrodillaría ante la suave piel de sus manos, sobre las cuales posaría mis labios, como las alas de una mariposa, para besarlas en señal de admiración. Una mirada que despierta mi naturaleza servicial, que a algunos les gusta llamar caballerosidad, pero que yo prefiero reconocer como principio ético.

    La belleza es aquella que puedo observar en el Sol; que también está en esos ojos que no tienen un color definido, solo tienen la intensidad con la que arde magníficamente la dulce luz del rey de los astros.

    La belleza es aquella que abraza alegremente y saluda con un sutil beso en la mejilla como si amor fuera y de amor viviera.

    La belleza es aquella que toma un brazo inocentemente y se sonríe con la vida misma porque es esa preciosa permanencia de la infancia en la palabra y en el corazón.

    La belleza eres tú que no sé quién eres, pero que cuando lo sepa, te amaré hasta morir, sabiendo que no moriré por amor.

   ... Y me sigo perdiendo en tu mirada, que es la más bella que he visto, aunque aún no sé cuál es.

Existencia

      No me importa que me maltrates, porque sé que al menos me tratas; reconoces mi existencia y, así, no me siento invisible.

      Siento que vivo fugazmente en ese sutil insulto que me da nombre, en esas palabras hirientes que me definen y en ese golpe que me da piel, músculos y huesos.

      Me siento, aunque sea, como el óxido en el hierro, como la sal para el naufrago, como la inoportuna lluvia que cae sobre los que no tienen techo, y no como la falta de techo... Por lo menos, no me siento invisible porque miras a mis ojos incapaces de llorar y a mi sonrisa que nace naturalmente de una alegría que no tiene razón, pero que es excesivamente verosímil.


      No me importa que me maltrates, porque sé que al menos me tratas; reconoces mi existencia y, así, no me siento invisible frente a ti; el espejo.

domingo, 9 de junio de 2013

Estrellas

  
    Las estrellas son quizás las figuras más hermosas que se pueden hallar en el cielo de la noche. En las zonas pobladas se les ve en pequeñas cantidades por culpa de los prejuicios que ensucian el aire. En el campo se les ve por montones, porque el mismo cielo se entrega ante el infinito de la naturaleza.

     Las estrellas son quizás las figuras más hermosas que se pueden hallar en el cielo de la noche... y no es por otra razón que por su brillo. Las estrellas deben brillar y se valen de una sonrisa para permanecer iluminando la penumbra.

      Las estrellas son quizás las figuras más hermosas que se pueden hallar en el cielo de la noche. Me basta con verlas brillar para saber que hay vida en el universo, para sentir que hay esperanza para los que se encuentran desamparados bajo la tempestad, para saber que no hay que temerle al silencio y sobre todo, para saber que existen la belleza y el amor.

     Las estrellas son quizás las figuras más hermosas que se pueden hallar en el cielo de la noche... pero todavía me pregunto por qué no puedo mirar al Sol.

viernes, 7 de junio de 2013

Arrepentimiento

"¿Te has enamorado de verdad alguna vez?" se pregunta cada vez que siente que se está enamorando de alguien nuevo. Nikolai no sabe qué es ese demonio al que conoce como "amor".

"La bendición y la maldición de la humanidad", "Saber y amar son las razones de todo nuestro dolor", "Ser libres es la principal causa de nuestra esclavitud" y tantas cosas se pueden ver escritas en pequeñas notas que escribe Nikolai a pie de página en sus cuadernos de apuntes, en los que realmente prefiere dibujar.

Nikolai sueña con el día en que sepa que está absolutamente, perdidamente, irremediablemente enamorado de verdad, y además sea correspondido... o con el día en que aprenda a no amar a nadie. Ambos casos le parecen aún utópicos; partes de la quimera que se aloja en su contradictorio espíritu.

"Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa"... Nikolai siempre termina arrepintiéndose de (creer) haber sentido amor... pero es que... enamorarse es tan fácil para él, que si su razón de existencia fuera esa, viviría arrodillado y besándole la mano a su propia voluntad.

"Amar es más fácil que ser amado"... Lástima que a veces parece que hace falta ser amado para amar. Nikolai se arrepiente una vez más, y contiene sus lágrimas porque no sabe llorar cuando quiere... Se calla la boca y arruga otro poema escrito con su sangre para lanzarlo a la papelera donde, aparentemente, merece estar... pero le duele no poder negar que sigue enamorándose y se arrepiente una vez más.