domingo, 16 de junio de 2013

La belleza

      Los ojos son dos piedras preciosas que irradian una belleza que muchos intentamos describir con poesía, pero creo que sinceramente lo que buscamos describir no son un par de ojos, sino una sola mirada. 

      La verdadera marca de la belleza es la mirada. El poder representado en la inmensidad del negro de las pupilas, en el profundo blanco de los ojos del ciego que guarda en su invidencia una ardiente llama del color de la luna. La mirada tiene algo que no tienen unos ojos por sí solos; la esencia, que es la muestra absoluta de la hermosura.

    Por una mirada, me arrodillaría ante la suave piel de sus manos, sobre las cuales posaría mis labios, como las alas de una mariposa, para besarlas en señal de admiración. Una mirada que despierta mi naturaleza servicial, que a algunos les gusta llamar caballerosidad, pero que yo prefiero reconocer como principio ético.

    La belleza es aquella que puedo observar en el Sol; que también está en esos ojos que no tienen un color definido, solo tienen la intensidad con la que arde magníficamente la dulce luz del rey de los astros.

    La belleza es aquella que abraza alegremente y saluda con un sutil beso en la mejilla como si amor fuera y de amor viviera.

    La belleza es aquella que toma un brazo inocentemente y se sonríe con la vida misma porque es esa preciosa permanencia de la infancia en la palabra y en el corazón.

    La belleza eres tú que no sé quién eres, pero que cuando lo sepa, te amaré hasta morir, sabiendo que no moriré por amor.

   ... Y me sigo perdiendo en tu mirada, que es la más bella que he visto, aunque aún no sé cuál es.

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