domingo, 17 de junio de 2012

El cielo se puede esperar

    Plumas negras iban cayendo sobre la cabeza de Virginia. Los cuervos miraban, muertos de inanición, el cadáver empotrado y dentro de ese baúl que solo a las oscuras aves les interesaba abrir para disfrutar de una agradable cena; por más despreciable que fuese el invitado de honor.

      Las auras de colores fríos estaban paradas al fondo sollozando por la nueva ausencia que generaba la muerte de Rubén. Las de blanco tenían rostros pálidos y atónitos con los que sucedía, permanecían en silencio; ni una palabra podía salir de sus bocas. Solo había una aura de color cálido, y no cualquier color, era naranja: Virginia estaba feliz.

—¿Estás sonriendo— le preguntaba— ¿De verdad estás sonriendo?

     La cinta roja que sostenía y la mano de su hermana, sujeta a la suya, harían pensar a cualquiera que no les importaba que falleciese un ser humano; pero no era la muerte de un hombre, sino la defunción de una represión, del abuso, de una supuesta perfección; el entendimiento de la belleza de la perfecta imperfección y el nacimiento de la alegría, la verdadera alegría.

   ...  Y los muertos aquí, lo pasamos muy bien, entre flores de colores... y los vivos también. 


Este martes 26 de junio, a las 8:00 p.m. en el Teatro Urban Cuplé del CCCT; "El arte de sonreír": https://www.facebook.com/events/471128259570208/

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