Un verdadero guerrero,
no se rinde después de perder un duelo,
aunque haya sido golpeado primero.
Un verdadero guerrero,
lucha con una fuerte determinación,
sin temor al error,
pero siempre en busca de la perfección.
Un verdadero guerrero,
no duda, ni vacila,
hace de la verdad,
la piedra que su espada afila.
Por eso, Pelida Aquiles,
un verdadero guerrero,
no sucumbe ante una flecha en el talón,
porque una cortada,
no le quita la inmortalidad,
a quien pelea desde el corazón.
Un verdadero guerrero,
necesita de la palabra,
y la usa para luchar con el alma.
Un verdadero guerrero,
aprende de cada derrota y jamás,
jamás olvida que el amor,
es su más potente arma.
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