domingo, 30 de septiembre de 2012

Híbrido elemental

    Para Neyda Urbáez; una híbrida elemental o un sexto elemento:

   Tus ojos son de agua, pero en su centro veo un fuego encendido; como si se tratase de un volcán marino que está a punto de estallar; tu piel es tierra que muy probablemente nació de alguna de las erupciones de tus ojos, lágrimas de mar y lava; y tus cabellos, que bailan con la brisa sobre lo más alto de tu cabeza y descienden por tus hombros, son de aire: aire que baja como cascadas y en ocasiones se vuelven preciosos rulos huracanados. 

   Eres un híbrido elemental al que han decidido llamar humano, un animal que no quiere que lo llamen animal, una bestia que en pleno uso de su consciencia desprecia que le digan bestia. Eres un híbrido elemental que tiene las facciones de un humano, pero que simplemente no puede ser llamado "humano" porque tienes algo más que muchos otros de tu especie, algo tan elemental que trasciende a los mismos elementos: la naturaleza humana, el alma libre, tu misma vida. 



   Eres un híbrido elemental que no tiene problema con que le digan animal, porque tienes en ti, la sangre del planeta que también es de los tuyos. Sus océanos son ojos con volcanes en sus profundidades, su tierra es su piel que fue formada por las erupciones de lágrimas de sangre en llamas, la brisa gira eternamente en el espacio como cabellos que intentan ser peinados pero resultan indomables y más que todo esto, te tiene a ti, híbrido elemental: la fuerza y debilidad de sus andares, la vida que da vida.

   Eres un mundo, híbrido elemental y una eterna fuente de arte. Sonríe... pero si tienes que llorar, recuerda que tus lágrimas también son capaces de crear.

"Debe haber algo extrañamente sagrado en la sal: está en nuestras lágrimas y está en el mar"— Khalil Gibran.

jueves, 20 de septiembre de 2012

El Primer Paso - Confesiones de un hombre con corazón de quinceañera

No me creerían si les digo que no he besado nunca a nadie, que soy más virgen que el aceite de oliva, que nunca me he atrevido a decirle directamente a alguien que me gusta. No me creerían que soy un hombre con el corazón de una quinceañera. Un hombre que vive el amor, sueña con el amor, le escribe al amor, pero le tiene un miedo que no puede describir. 

Es miedo al fracaso, miedo al "no"... ¿o es miedo al éxito? ¿miedo al "sí"? Leí una vez en un cartel  en el consultorio de un excelente médico que admiro (entre tantas cosas, por su filosofía holística) que decía: "¿Qué es más dañino?: ¿El éxito, o el fracaso?". Y es esa preguntica la que no logro responder.  ¿A qué le tengo miedo? 

No me atrevo a acercarme a decirle "hola". Ni el primer paso... La vaina tiene que ser asistida. Todos los pasos que doy en este asunto son pa'trás o "de cangrejo"... pero es que ¿qué pensará de mí? 

Si leyese esto, lo más probable sería que piense que soy un huevón. Ya el mundo me ha dicho "huevón"... y le doy la razón no sabiendo cómo responderle.



Hablo de una joven que me gusta, pero que no conozco... Una Noelia que no se llama Noelia, pues.

Solo me he enamorado dos veces: una de ellas se fue muy lejos y ahora menos le diré algo... y la otra: 

Tengo ganas de pararme frente a ella y decirle de una vez que me gusta, que me encanta su cabello, que me encantan sus ojos, que casi todo lo que he escrito, lo he escrito por ella, pero no puedo, y no es solo por mi indecisión, hay otra cosa, pero no les cuento.

No me creerían que soy un hombre con el corazón de una quinceañera... y de paso, no cualquier quinceañera...  ¡una quinceañera pajua! ¡Y no llega el tiempo de vals!

domingo, 16 de septiembre de 2012

¿Dónde están mis sueños?

Para Isabel Perdomo, soñadora y «pierdesueños» como yo: 

Hay veces que despierto y creo que alguien se está robando mis sueños. Los peces del río nadan constantemente entre las corrientes, con ellas y en contra de ellas... cada quien decide dónde está la represa, cada quien decide hasta dónde llegan los peces, pero siento que hay un pescador ilegal. Un pescador que no logro identificar. Me levanto y no logro recordar por dónde paseé, no tengo idea de qué rayos hice en mis viajes nocturnos, pues al fin, y al cabo, todos somos sonámbulos... de distintos tipos, pero caminantes de las infinitas veredas de la mente. 



Esta noche logré ver la cara del pescador, por un momento creí que no tenía rostro, pero miré hacia el agua y observé mi reflejo dos veces... Hay veces que despierto y sé que alguien se está robando mis sueños... lo que quiero saber es dónde los estoy poniendo.

Frase descontextualizada: "La sociedad perdona a veces al criminal, pero nunca perdona al soñador". — Oscar Wilde.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Crónica de un desempleado desequilibrado — Parte I: El autobús mágico.

—Cinco y cuarenta y cinco minutos de la mañana en toda la ciudad capitalina, hoy nos espera un brillante y agradable sol a las puertas de nuestras casas.

   Era un día como cualquier otro, llovió peor que el día anterior y los que dan el clima se equivocaron como siempre --A veces me pregunto: ¿Para qué coño dicen que va a haber un brillante sol si no están seguros ni siquiera de cómo rayos es que se ponen las siglas del instituto ese?  Todavía sigo esperando que nieve en esta ciudad.--  Estaba en búsqueda de algo que no se sabe si se puede encontrar, algo intangible y que necesita de compromiso, dedicación y pasión. Sí, adivinaron, estaba buscando empleo.

   Primero, amaneció (como cualquier otro día). No sé si me habré levantado con el pie izquierdo o alguna de esas supersticiones de abuelas que lamentablemente se van heredando -- uno, de los abuelos, aprende dos cosas súper importantes: a ser alcahueta y a usar la edad como un arma en dondequiera que se pueda conseguir ventaja de su condición. Pero por encima de esto se aprende a ser supersticioso-- El caso es que me levanté y encendí la radio. Un hombre cuya voz definitivamente no fue hecha para ser escuchada dijo:

—Cinco y cuarenta y cinco minutos de la mañana en toda la ciudad capitalina, hoy nos espera un brillante y agradable sol a las puertas de nuestras casas.

—¿Y en las ventanas? —pregunté esperando respuestas del aparato.

—Y en las ventanas también, por supuesto —respondió (?).

    Comí mi lujoso desayuno: Arepas añejas con queso de año y un vasito de ron... Añejo, por supuesto. -- Esos son los lujos del desempleado, dejas toda sifrinería atrás y te unes al 70% del país... Digo yo, para que suene impactante. No sé cuál es exactamente el porcentaje de desempleados, pero con tanta lluvia e inundación, digamos que hay muchos peces en el mar-- Tomé mi maletín donde cargo todo lo importante a la hora de buscar trabajo: el curriculum vitae, la cédula de identidad, pruebas falsas de que no firmé y un carnet del partido de gobierno (si uno va a saltar la talanquera es mejor ir pa' donde están los reales). Salí a montarme en mi carrito... El Encava de "Yolvi, el chiquiluqui travieso" y escuché el programa de radio que se acostumbra a escuchar en los autobuses.

—¡Buenos días, Cool Chola! —dijeron los presentes (excepto yo) al mismo tiempo que iniciaba el programa.

    No es que odie el programa, pero simplemente no me identifico con él. Nada en contra del locutor ni de sus expresiones. No pretendo generar un conflicto cultural con el conductor... y mucho menos con el país. Ahorita lo que quiero es un empleo.

—¿Adónde va usté, joven? — preguntó una señora.

    No sabía si era conmigo o no, así que decidí hacer lo más sensato: la ignoré.

—¡Mijo, responda! ¡Es con usté'!
—Disculpe, doña. No sabía que era conmigo.
—¿Doña? —cuestionó enfurecida— ¡Doña será su abuela!
—De hecho, sí.
—¿Va a responder o no?
—Claro, doñ-- señora, disculpe —respiré tratando de calmarme. —. Me dirijo hacia el centro. Estoy buscando un empleo.
—Ah, un joven trabajador.
—Bueno, en busca de.
—¿En busca de qué?
—¡De trabajo, pues! ¿No le acabo de decir?
—Pero, entonces hable completo, mijo. Y respéteme que yo soy una señora mayor.
—¡Una doña es lo que es! —le grité sin contemplación— ¡La parada!
—¿Qué? —exclamó el conductor.
—¡La parada!
—No entiendo, ciudadano.
—¡La parada!— más fuerte.

—Ah, así sí.

    ¿Quién creería que tendría que usar las normas de cortesía en un autobús?

—Muchas gracias —dije entregando el dinero del pasaje.
—¡Epa, aquí faltan dos!
—¿Dos qué? ¿No vale tres el pasaje?
—No, ciudadano. En este municipio se pagan cinco.
—¿A quién se le ocurrió esa mariquera de que sea por municipio?
—¡Apúrese, desgraciado!— gritó la gente que tenía detrás (seguramente, entre ellos la doña).
—Tome su mierda, pues— dije y le lancé un billete de 10— A ver si así se consigue un trabajo de verdad.

   ¿Ustedes creen que me pasé? El otro día en el metro empujé a un señor que se iba a meter al vagón cuando se estaban cerrando las puertas y aunque no sepa leer los labios, sé que me mentó hasta a Eva. ¿Debería tener un psicólogo? Necesito un trabajo, capaz así mantengo la mente despejada...

domingo, 9 de septiembre de 2012

Prosa a la literatura

Para Camila Lessire y Farah Mora, amantes del escribir, de lo escrito y de lo que aún no se ha escrito:

De un ave, salió una pluma y de una pluma salió la literatura. Podría pensar, entonces, que la literatura es hija de las aves y por eso tiene la capacidad de volar y hacer volar. En sus alas puedo pasear por donde mi mente o mi corazón entiendan que han de andar. Cisne, fénix, halcón, águila y tal vez, flamenco o ruiseñor. La literatura es un pájaro que vuela al nacer y que sin importar su tamaño, puede surcar los cielos con quien se monte en su lomo. 
Tan poderosa es la literatura que sus límites trascienden a un simple libro o un papel. Es una voz que parte del sentir, que existe sobre una impresión que a veces ni siquiera sale de los pensamientos. Una voz que no siempre es voz. Un sabor que puede ser insípido. Un aroma tan intenso y tan potente que en ocasiones, no se puede captar. Así es la literatura... o así siento yo que es la literatura.

"No es el lenguaje el que traduce lo que está fuera de nosotros, sino lo que está fuera de nosotros lo que traduce al discurso". — Sexto Empírico.