jueves, 25 de abril de 2013

Carne de jinete

El caballo recorrió los dos primeros kilómetros que hay de la frontera al pueblo. Una de sus herraduras se desprendió, producto de una zanja en la que el animal, por suerte, no perdió su pata.

Sobre su lomo no se encontraba un jinete convencional. Llevaba un cadáver que, lamentablemente, le era excesivamente familiar.


Cuando llegó al pueblo las pocas personas que permanecían despiertas a esa hora, se acercaron al animal, que parecía estar llorando, más que por su herida, por la pérdida de su amigo.

Al parecer está muerto comentó un médico al ver el cuerpo frío que reposaba sobre el equino. 
Lástima; parece que era muy joven.

Tomaron al muerto y lo llevaron a un lugar donde estaría bien; la carnicería.

El caballo trajo a otro, hermano.
¡Qué maravilla! Este parece que se venderá bien.

Al día siguiente, una señora vio al cadáver y decidió comprar su hígado para su almuerzo.

... Y así fue como el ganso, amigo del caballo, se volvió foie gras... O bueno, solo su hígado.

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