lunes, 12 de marzo de 2012

Un Ida y Vuelta, por favor - El relato de los hechos del #MaratónDeLajú

   La mañana aún era joven cuando la clase de Historia de la Comunicación había terminado. Debía irme pronto a buscar la firma y el sello en el sagrado documento si quería conseguir ese cambio de materia. Es terrible ver clases los viernes en la noche, sobre todo si ya tienes algo que hacer TODOS los viernes en la noche.

   Por el momento discutir con mis compañeros y hacer gracia de los nuevos (disculpen los nuevos... pero solo si leen esto) parecía más agradable que salir corriendo al metro a las nueve de la mañana. Fue Armando quien me dijo que debía apresurarme si quería lograr mi cometido. Hubiese preferido tener un compañero de viaje en mi maratón, pero hay veces que se deben hacer las cosas solo.

   Salí disparado a zona rental, en busca de mi objetivo; para ello debía continuar en la línea 4 - línea 2 hasta llegar a Artigas, la estación donde giran Los Molinos, donde el patrón de la paz cuida las puertas de El Paraíso.

—Un Ida y Vuelta, por favor.

Cruzando el puente 9 de diciembre, encontraría el cruce hacia esa calle interminable que lleva al Colegio San Agustín.

   Al llegar a la institución, no fui alejado por mi cabello, como creí que sucedería; no sé si han cambiado las cosas por allá o es que soy bienvenido nuevamente en las tierras que me educaron, pero sin duda el paso a través del portón hizo que pudiese conseguir la firma y el sello sin ningún problema. (Gracias, Mariella Montenegro).

   Luego de obtener lo que estaba buscando tenía que volver a la Universidad. Eran las 10:40 A.M.. Debía llegar allá antes de que el Sol se alzará sobre la cumbre del cielo.

   Solo queda una hora y el metro de zona rental no llega. Gotas de sudor bajan por el dorso de mi rostro. Un señor se queja de los trenes sin nombre de su destino y yo sólo pienso en ese momento en que me encuentre frente a coordinación académica con los papeles en mano y la aceptación de mi cambio el miércoles.

   Aún no llega el metro y el hombre enojado escupe a las vías del tren con insistencia, como si eso causara alguna especie de fuerza que atrae a los vagones.

   Todavía no ha arribado y todos ven hacia el túnel esperando que se alumbre con la luz que lleva a los hombres a sus destinos. Como quisiera que fuese a la velocidad de la luz.

   Llegó el tren... Estoy viendo una de esas patéticas publicidades de los vagones; como si estas fueran a curar la terquedad y la pseudo viveza del ciudadano caraqueño. El tren abre sus puertas y se escucha la voz ininteligible del caballero que conduce el tren... supongo que es él, no como en esos trenes nuevos donde habla esa señora de aeropuerto que le quita la naturalidad y el desgano a los viajes en la línea 1.

    Ya voy por teatros... El sujeto que tenía puesta "My Immortal" en salsa ya se bajó; benditos sean el universo y el azar. En pocos minutos estaré en zona rental... No puedo esperar, aún me hace falta sacar copia a los documentos y la burocracia respectiva. No puedo creer que esté escribiendo todo esto... Ha de ser la tensión.

   Llegué a zona rental y se me ocurrió una gran idea; poner música para acompañar mi momento de prisa, tengo suerte de que mi teléfono tenga canciones de un Soundtrack; se adecua a todas las situaciones.

   Eran ya las 11:20 A.M., tardé menos de lo que imaginé. Será cuestión de esperar al consejo para que con su decisión, aprueben mi situación... Qué bien, ya parece una canción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario