jueves, 2 de febrero de 2012

El Maullido

  Las llamas se alzaron sobre los restos de la casa de la señora Addams, llevándose consigo a la anciana, sus gatos y un vecino.

- Señora Addams, sus gatos están haciendo mucho ruido - le dije a la vieja unos días atrás.

   Todos en la calle Bromwich estábamos hartos de los maullidos de los gatos, en especial el doctor Everett, psicoanalista que tenía un consultorio en la casa contigua a la de Margaret, quiero decir, la señora Addams.

- Haremos una protesta en el jardín, pero no quiero que le hagan daño a los gatos - enfatizó el profesional -, ya saben cómo se pone el Scotland Yard con estos asuntos.

   "Imbéciles, espero que entiendan que los gatos son criaturas del demonio, engendros de Anubis, bestias desagradables que gracias a mi pequeña labor comunitaria, desapareceremos uno por uno y con mucho, mucho dolor, porque la venganza llega a las manos de los justos."

   No hice caso a sus estúpidas instrucciones. Todos sabían que una advertencia no asusta a nadie.

   Luego de comenzar la protesta, entré a la casa con una antorcha, até a la señora Addams, tapié las ventanas y puertas y rodeé de velas a la anciana.




   El maullido de un gato me hizo recobrar el sentido y noté que bajo los efectos de la hipnosis estaba escribiendo lo que hacía en un papel. Era mi carta de suicidio.


   Las llamas se alzaron sobre los restos de la casa de la señora Addams, llevándose consigo a la anciana, sus gatos y un vecino... que soy yo, Andrew Jones, víctima de la hipnosis del profesor Everett, culpable máximo de esta masacre que mis manos efectuaron.... Sólo espero que el cambio en la caligrafía sea evidencia suficiente para ustedes, oficiales.

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