jueves, 20 de septiembre de 2012

El Primer Paso - Confesiones de un hombre con corazón de quinceañera

No me creerían si les digo que no he besado nunca a nadie, que soy más virgen que el aceite de oliva, que nunca me he atrevido a decirle directamente a alguien que me gusta. No me creerían que soy un hombre con el corazón de una quinceañera. Un hombre que vive el amor, sueña con el amor, le escribe al amor, pero le tiene un miedo que no puede describir. 

Es miedo al fracaso, miedo al "no"... ¿o es miedo al éxito? ¿miedo al "sí"? Leí una vez en un cartel  en el consultorio de un excelente médico que admiro (entre tantas cosas, por su filosofía holística) que decía: "¿Qué es más dañino?: ¿El éxito, o el fracaso?". Y es esa preguntica la que no logro responder.  ¿A qué le tengo miedo? 

No me atrevo a acercarme a decirle "hola". Ni el primer paso... La vaina tiene que ser asistida. Todos los pasos que doy en este asunto son pa'trás o "de cangrejo"... pero es que ¿qué pensará de mí? 

Si leyese esto, lo más probable sería que piense que soy un huevón. Ya el mundo me ha dicho "huevón"... y le doy la razón no sabiendo cómo responderle.



Hablo de una joven que me gusta, pero que no conozco... Una Noelia que no se llama Noelia, pues.

Solo me he enamorado dos veces: una de ellas se fue muy lejos y ahora menos le diré algo... y la otra: 

Tengo ganas de pararme frente a ella y decirle de una vez que me gusta, que me encanta su cabello, que me encantan sus ojos, que casi todo lo que he escrito, lo he escrito por ella, pero no puedo, y no es solo por mi indecisión, hay otra cosa, pero no les cuento.

No me creerían que soy un hombre con el corazón de una quinceañera... y de paso, no cualquier quinceañera...  ¡una quinceañera pajua! ¡Y no llega el tiempo de vals!

domingo, 16 de septiembre de 2012

¿Dónde están mis sueños?

Para Isabel Perdomo, soñadora y «pierdesueños» como yo: 

Hay veces que despierto y creo que alguien se está robando mis sueños. Los peces del río nadan constantemente entre las corrientes, con ellas y en contra de ellas... cada quien decide dónde está la represa, cada quien decide hasta dónde llegan los peces, pero siento que hay un pescador ilegal. Un pescador que no logro identificar. Me levanto y no logro recordar por dónde paseé, no tengo idea de qué rayos hice en mis viajes nocturnos, pues al fin, y al cabo, todos somos sonámbulos... de distintos tipos, pero caminantes de las infinitas veredas de la mente. 



Esta noche logré ver la cara del pescador, por un momento creí que no tenía rostro, pero miré hacia el agua y observé mi reflejo dos veces... Hay veces que despierto y sé que alguien se está robando mis sueños... lo que quiero saber es dónde los estoy poniendo.

Frase descontextualizada: "La sociedad perdona a veces al criminal, pero nunca perdona al soñador". — Oscar Wilde.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Crónica de un desempleado desequilibrado — Parte I: El autobús mágico.

—Cinco y cuarenta y cinco minutos de la mañana en toda la ciudad capitalina, hoy nos espera un brillante y agradable sol a las puertas de nuestras casas.

   Era un día como cualquier otro, llovió peor que el día anterior y los que dan el clima se equivocaron como siempre --A veces me pregunto: ¿Para qué coño dicen que va a haber un brillante sol si no están seguros ni siquiera de cómo rayos es que se ponen las siglas del instituto ese?  Todavía sigo esperando que nieve en esta ciudad.--  Estaba en búsqueda de algo que no se sabe si se puede encontrar, algo intangible y que necesita de compromiso, dedicación y pasión. Sí, adivinaron, estaba buscando empleo.

   Primero, amaneció (como cualquier otro día). No sé si me habré levantado con el pie izquierdo o alguna de esas supersticiones de abuelas que lamentablemente se van heredando -- uno, de los abuelos, aprende dos cosas súper importantes: a ser alcahueta y a usar la edad como un arma en dondequiera que se pueda conseguir ventaja de su condición. Pero por encima de esto se aprende a ser supersticioso-- El caso es que me levanté y encendí la radio. Un hombre cuya voz definitivamente no fue hecha para ser escuchada dijo:

—Cinco y cuarenta y cinco minutos de la mañana en toda la ciudad capitalina, hoy nos espera un brillante y agradable sol a las puertas de nuestras casas.

—¿Y en las ventanas? —pregunté esperando respuestas del aparato.

—Y en las ventanas también, por supuesto —respondió (?).

    Comí mi lujoso desayuno: Arepas añejas con queso de año y un vasito de ron... Añejo, por supuesto. -- Esos son los lujos del desempleado, dejas toda sifrinería atrás y te unes al 70% del país... Digo yo, para que suene impactante. No sé cuál es exactamente el porcentaje de desempleados, pero con tanta lluvia e inundación, digamos que hay muchos peces en el mar-- Tomé mi maletín donde cargo todo lo importante a la hora de buscar trabajo: el curriculum vitae, la cédula de identidad, pruebas falsas de que no firmé y un carnet del partido de gobierno (si uno va a saltar la talanquera es mejor ir pa' donde están los reales). Salí a montarme en mi carrito... El Encava de "Yolvi, el chiquiluqui travieso" y escuché el programa de radio que se acostumbra a escuchar en los autobuses.

—¡Buenos días, Cool Chola! —dijeron los presentes (excepto yo) al mismo tiempo que iniciaba el programa.

    No es que odie el programa, pero simplemente no me identifico con él. Nada en contra del locutor ni de sus expresiones. No pretendo generar un conflicto cultural con el conductor... y mucho menos con el país. Ahorita lo que quiero es un empleo.

—¿Adónde va usté, joven? — preguntó una señora.

    No sabía si era conmigo o no, así que decidí hacer lo más sensato: la ignoré.

—¡Mijo, responda! ¡Es con usté'!
—Disculpe, doña. No sabía que era conmigo.
—¿Doña? —cuestionó enfurecida— ¡Doña será su abuela!
—De hecho, sí.
—¿Va a responder o no?
—Claro, doñ-- señora, disculpe —respiré tratando de calmarme. —. Me dirijo hacia el centro. Estoy buscando un empleo.
—Ah, un joven trabajador.
—Bueno, en busca de.
—¿En busca de qué?
—¡De trabajo, pues! ¿No le acabo de decir?
—Pero, entonces hable completo, mijo. Y respéteme que yo soy una señora mayor.
—¡Una doña es lo que es! —le grité sin contemplación— ¡La parada!
—¿Qué? —exclamó el conductor.
—¡La parada!
—No entiendo, ciudadano.
—¡La parada!— más fuerte.

—Ah, así sí.

    ¿Quién creería que tendría que usar las normas de cortesía en un autobús?

—Muchas gracias —dije entregando el dinero del pasaje.
—¡Epa, aquí faltan dos!
—¿Dos qué? ¿No vale tres el pasaje?
—No, ciudadano. En este municipio se pagan cinco.
—¿A quién se le ocurrió esa mariquera de que sea por municipio?
—¡Apúrese, desgraciado!— gritó la gente que tenía detrás (seguramente, entre ellos la doña).
—Tome su mierda, pues— dije y le lancé un billete de 10— A ver si así se consigue un trabajo de verdad.

   ¿Ustedes creen que me pasé? El otro día en el metro empujé a un señor que se iba a meter al vagón cuando se estaban cerrando las puertas y aunque no sepa leer los labios, sé que me mentó hasta a Eva. ¿Debería tener un psicólogo? Necesito un trabajo, capaz así mantengo la mente despejada...

domingo, 9 de septiembre de 2012

Prosa a la literatura

Para Camila Lessire y Farah Mora, amantes del escribir, de lo escrito y de lo que aún no se ha escrito:

De un ave, salió una pluma y de una pluma salió la literatura. Podría pensar, entonces, que la literatura es hija de las aves y por eso tiene la capacidad de volar y hacer volar. En sus alas puedo pasear por donde mi mente o mi corazón entiendan que han de andar. Cisne, fénix, halcón, águila y tal vez, flamenco o ruiseñor. La literatura es un pájaro que vuela al nacer y que sin importar su tamaño, puede surcar los cielos con quien se monte en su lomo. 
Tan poderosa es la literatura que sus límites trascienden a un simple libro o un papel. Es una voz que parte del sentir, que existe sobre una impresión que a veces ni siquiera sale de los pensamientos. Una voz que no siempre es voz. Un sabor que puede ser insípido. Un aroma tan intenso y tan potente que en ocasiones, no se puede captar. Así es la literatura... o así siento yo que es la literatura.

"No es el lenguaje el que traduce lo que está fuera de nosotros, sino lo que está fuera de nosotros lo que traduce al discurso". — Sexto Empírico.

jueves, 30 de agosto de 2012

El incomprensible incomprendido

    “Nadie me entiende” diría cualquiera y estoy seguro que no se equivocaría al aseverar esta tan utilizada afirmación. A mí tampoco me entienden ¿Y qué? No me ando luciendo de mi incomprensibilidad; creo que no es algo para alardear. Cuando todos tienen lo mismo, nadie resalta y todos son la misma mierda... Por supuesto que no es así, ya que lo más parecido que tenemos todos es que somos diferentes y no nos merecemos todo lo que creemos que nos merecemos.

     A veces me pongo a pensar, ¿Con qué bases uno empieza a afirmar lo que acabo de decir? ¿Lógica? ¿Experiencia?¿O simplemente uno comienza a gritar desde la cabeza lo primero que salga? “A mí nadie me entiende”... Ni yo mismo me entiendo. Cuando uno es un incomprendido, tiende a ser incomprensible... ¿o viceversa? Cuando me entienda, les digo... Y les sugiero que no se queden esperando.

     “Agradecemos su comprensión".

viernes, 10 de agosto de 2012

Secretos de Estado - Un encuentro entre Darth Vader y Mickey Mouse

— Maestro Vader, ¿qué hora es?— preguntó uno de los soldados de asalto.
— *sonido del respirador* Cuatro de la tarde *sonido del respirador*.
— Gracias, maestro.

     ¿Cómo deciden qué hora es en la Estrella de la Muerte? ¿Se rigen por el horario de algún otro lugar? ¿La Estrella de la Muerte tiene algún ciclo de rotación? Estas y otras preguntas son las que se hace cualquier pendejo en busca de establecer conclusiones interesantes de un tema que a simple vista puede parecer banal; pero desde el momento en que Vader se encontró con Mickey Mouse, las cosas ya no son lo que parecen.

    Puede que sea una galaxia muy, muy lejana, hace muchísimos años, pero todos sabemos que Mickey Mouse no envejece, ¿y quién dice que Mickey nació cuando a Walt se le ocurrió dibujarlo?, además, para los dibujos animados no hay limitaciones de espacio tiempo, eso es para los simples mortales... como Vader.

      Y así, de un momento para otro, apareció Mickey Mouse en la oficina (porque obviamente tiene una oficina) de Anakin Skywalker.



— *sonido del respirador* ¿Quién eres tú? *sonido del respirador*.
— Soy tu peor pesadilla, ja-já — dijo Mickey.
— *sonido del respirador* Creí que solo existías en mis más terribles sueños, *sonido del respirador*. *sonido del respirador**sonido del respirador**sonido del respirador**sonido del respirador**sonido del respirador**sonido del respirador**sonido del respirador**sonido del respirador**sonido del respirador**sonido del respirador*.... *sonido del respirador*.
—No.

    En ese momento entró en la sala, un soldado de asalto quien reconoció de inmediato a nuestro "amigo" roedor.

— ¡Maestro Vader! E-e-e-e-es MICKEY MOUSE!
— *sonido del respirador* ¿Mickey Mouse? *sonido del respirador* Yo creí que era un testigo de Jehová *sonido del respirador*. Pásame los lentes— es de conocimiento popular que Darth Vader usa lentes—*sonido del respirador*.

    Una vez Anakin se colocó sus lentes, pudo ver que se trataba realmente del ratón más conocido de la televisión... no, Topo Gigio no es el más reconocido... y el Ratón Pérez no tiene forma física definida,  y de paso se le confunde, en muchas ocasiones, con una supuesta hada de los dientes.

— ¿Así que tú *sonido del respirador* eres Mickey Mouse?
— Sí, y he venido a declararte la guerra, Vader.
— *sonido del respirador* Soldado de Asalto #352, *sonido del respirador* ¿tenemos espacio en la agenda para otra guerra? *sonido del respirador*.
— No, señor... Ya estamos ocupados con la guerra contra los rebeldes y la batalla contra Gilberto Correa— dijo el soldado.
— *sonido del respirador* Ese Gilberto Correa *sonido del respirador*.
— Calma, maestro, *sonido del respirador* — replicó el soldado.
— *sonido del respirador*¿*sonido del respirador*? ¿Te estás burlando de mí? *sonido del respirador*.
— No, no, maestro... Es que tengo un pr-fjkkh

   En ese momento, Vader comenzó a estrangular al soldado y a los cinco segundos se desplomó en el piso.

— Oigan, no se supone que esta historia habla de cómo se encontraron Mickey Mouse y Darth Vader— dijo el roedor desesperado.
— *sonido del respirador* Tienes razón, Mickey *sonido del respirador*— dijo Vader—, disculpa mi falta de respeto *sonido del respirador*.
— Oh, tranquilo, Vader. ¿No quieres que tomemos un poco de café?
— *sonido del respirador* Oh, sí, por supuesto. Nunca he probado café animado *sonido del respirador*.
— Es café colombiano animado, ja-já .
— *sonido del respirador* ¿Colombiano? *sonido del respirador*.
— Secreto de Estado, Vader.

    Las palabras de Mickey Mouse dejaron atónito a Anakin, quien bebía su taza de café, mientras cavilaba sobre el origen de un café colombiano en las tierras de Disney.

— Bueno, Vader... No me importa que no tengas espacio en tu agenda para una batalla contra mí — establecía Mickey con decisión—pero, ¿cómo tienen agenda?, ¿cómo saben qué día es?, ¿se rigen por el calendario de algún otro lugar?, ¿la Estrella de la Muerte tiene algún ciclo de translación?
—*sonido del respirador* Secreto de Estado *sonido del respirador*.

Mickey Mouse tomó su café y yéndose por donde vino acabó la conversación de manera corta, precisa y contundente.

—Eso pensé.

lunes, 6 de agosto de 2012

No-Noelia

Camino por el parque y siento la urgencia de mirar al radiante sol, pero es tan ardiente y magnífico que mis ojos humanos no son capaces de admirarle por más que unos escasos segundos. La luna me consuela cuando el sol se cansa de hacer su cotidiana parábola sobre el cielo, pero nada me causa sonreír más que la luz del astro. Me gustaría poder verle cuanto se me antoje y poder entenderle a través de una simple observación, sin tener que usar ninguna especie de lente, ninguna fotografía... solo verle y sentir que me ve también.

El canto de las aves es tan particular, tan distinto, tan indiferente de los fundamentos de la música, que me hace creer que no existe algo a lo que se le pueda llamar "fundamento de la música", así como quizás tampoco los haya para el arte, cuya definición es tan ambigua que se vuelve tediosa para los que andamos por las sendas de este parque. Me encantaría poder oírlas cantar siempre, y que cuando la tristeza cause un lamentable silencio en sus melodías, pueda hacerles reír de nuevo para que el hermoso sonido de su voz haga que no pueda borrar esta inevitable sonrisa de mi rostro.

Esta sonrisa que me genera una señorita que por ahora parece inalcanzable como el sol, cuya voz se escucha distante como el canto de las aves desde mi cuarto, pero que no me deja de hacer sonreír en cada momento que la pienso. Una desconocida que me encanta... aunque solo sé que no se llama Noelia.