miércoles, 15 de enero de 2014

El Lobo y la Luna

Definitivamente es la luna. Cuando se vuelve oscura, aunque el lobo aúlle durante las noches en que se camufla con la penumbra, así se queda.

De pronto, deja ver un destello sereno y majestuoso de su plateado rostro y poco a poco el lobo la puede volver a ver a sus preciosos ojos, pero tan solo por un par de noches, en las que el mismo plenilunio le ahoga entre esas mareas que se vuelven iracundas con las lágrimas mudas e invisibles del lobo, y sus lágrimas en forma de hojas.

Su cara se desvanece del cielo y vuelve a ese mimetismo con la oscuridad; el lobo aúlla en búsqueda de ese rostro argénteo, pero otra vez deberá esperar a que ella salga vestida de luz y rogar porque las aguas no se encarguen de ahogarle de nuevo.

Y para qué sufrir tanto, se pregunta el lobo, si para él, que está atado a la tierra, no hay manera de surcar los cielos e inclinarse frente a su inmensidad, siquiera para secar sus lágrimas... pues, para nada, pero su instinto le hace seguir aullando.

Cuatro letras tiene Lobo,
cuatro letras tiene Amor,
cuatro letras tiene Luna,
cuatro letras tiene Nada
y cuatro letras no son. 

viernes, 6 de diciembre de 2013

Очи чёрные (Ochi Chernye)

Cierta vez un hombre se encontró con una criatura excesivamente inusual que creaba, con sus diminutos ojos negros, preciosas estelas en el aire. El hombre, extrañado, se acercó a mirar los minúsculos ónices que se veían en el rostro de la criatura y sintió cómo su cuerpo era absorbido por la enorme penumbra que había en su mirada.

Estuvo cayendo en el oscuro abismo de sus ojos por lo que pareció una eternidad, pero justo cuando creía que no terminaría de descender, se encontró con que en el fondo estaban sus propios ojos; los del hombre que miraba a la criatura excesivamente inusual.

En ese momento, Nietzsche se le acercó y le dijo: "¿Ya ves que lo que escribo no son pendejadas?"… y era cierto…

La criatura, de pronto, adoptó una forma muy distinta y el hombre se dio cuenta de que ésta era una mujer. La señorita se colocó unos lentes que hacían ver sus ojos del tamaño de dos grandes rocas de mármol negro. Parpadeó, apenas por un segundo, y ya la dama había desaparecido, pero los dibujos que había hecho en aire aún estaban ahí.

jueves, 31 de octubre de 2013

Sobre la muerte del romance

     Pensé, sinceramente, que no existía manera de que aún me sintiese hechizado al verte. Creí que con tan solo decirme a mí mismo que eras inalcanzable bastaría para callar el grito de mis ojos; pero parece que una chispa de esperanza se confunde entre tus nocturnos cabellos, como la luna que me hace amarla y odiarla al mismo tiempo.

     ¿Qué tan ingenuo hay que ser para creer en uno mismo?

    Luego de pasear por rincones del universo para verme en el espejo, llegué creyendo que era un espíritu libre. Volando, me choqué con tu mirada, y tan solo eso bastó para que notara lo difícil que es olvidar el romance; la idea más férrea de la irracionalidad. Las maravillas infinitas de la incertidumbre encerradas en las posibilidades que son imposibles, ya que el romance muere con la palabra.

     Una vez el amor es declarado, el romance deja de ser, pasa a no-ser, y todas las posibilidades que existían se rinden ante una sola que no necesariamente es la realización del romance. Mientras menos sepa de ti, más grande será el romance, porque hay más probabilidades de que seas eso que no sé que eres. Así funciona el romance, y se juega en solitario. Tú eres la reina de corazones, y yo soy la carta que da las instrucciones del juego; esa que quitas antes de comenzar a jugar.

martes, 6 de agosto de 2013

When the fated day arrives

When the fated day arrives,
I'll know who will be my love,
My brave heart shall have no strife,
And the wind will bless my words.

When the fated day arrives, 
I know that both earth and sky,
Will have an answer for us,
We'll know for sure what is love.

When the fated day arrives,
All the silence in the world,
Will bow with all of its might,
To the greatest of the words.

When the fated day arrives,
The sun will go make rainbows,
With the rain from your teardrops,
For I shall not let you cry,
If I can't bring back your smile.

When the fated day arrives,
And I hope it comes real soon,
I'll kiss you a hundred times,
While you fly me to the moon.

When the fated day arrives,
Be it day or be it night,
My words will fall from the sky,
Like the lightning from your eyes...

You might ask now 'how do I know that you have lightning in your eyes, if I don't even know who you are?'. And I'll tell you that I wouldn't have fallen in love with the thunder without looking at the lightning.

I can see all I want to see, when I look into your eyes, and that's just about enough for making me fall in love with all the phenomena of nature, that you hold in the blackness of your pupils... So, I might have an idea of who you are, or, at least, of what you have.

miércoles, 31 de julio de 2013

As if...

Everything has a dark side as everything has a bright side... I feel as if I had a really big bright side, but there's something about my dark side that worries me beyond belief.

It may be small, but it's much stronger than me... Just as if it absorbed all the color of my life; I can no longer tell who the hell I am, nor what do I want.

I feel useless, as if I had no purpose on this universe... As if I was meant just to be a romantic idiot who writes about his whole existential misery, and how he isn't even able to love himself.

As if I admired every little piece of the universe, but myself, and were really sad, because I noticed that there's a little bit of me inside of everyone; just as if I was me, and you all were part of the same me I am too.

As if I couldn't breathe without feeling guilt.

As if there were not enough "as ifs" to make all the similes that, for an instant, this feeling deserves... Just like that.

Una ventana

Lamento decir que no me cuesta admitir que me alegra estar lejos de quienes me hacen feliz con utopías, porque al final son solo alegrías vacías.

Para los cobardes, el amor llega hasta el último punto del texto, pero no es más que eso: un texto.

El amor es más fuerte que yo.
El temor es más fuerte que yo.
El silencio es más fuerte que yo.
Todos son más fuertes que yo.

¿Cómo se supone que tenga la fuerza para levantarme y decirte algo, si ni siquiera tengo la fuerza para levantarme?

Me cuesta creer que no soy un dolor en los pies, una piedra en los zapatos, un mosquito que da vueltas y vueltas por los oídos, un idiota que juega a ser un ángel de la guarda, una "h" en las palabras, un pendejo que hace pendejadas.

Soy otro idiota que sigue buscando su lugar en la vida. Dicen que después de la larga tempestad viene la calma... El problema es que creo que, para mí, ni siquiera ha llegado la tempestad, y la calma se muestra como una tormenta de silencio y amargura.

Me cuesta creer que ese yo no soy yo, pero, ¿quién soy yo para saber quién soy yo si no sé ni qué estoy diciendo?

domingo, 14 de julio de 2013

La Sombra de Nikolai

No sabía cómo demonios se tenía que sentir al respecto. Sabía que el silencio podía ser un grito ensordecedor, pero no imaginó que este sería tan prolongado.

Nikolai dijo un par de palabras y todo se nubló, la noche se volvió más negra y el cuarto menguante pareció pasar de un salto a ser luna nueva. El lado oscuro de la luna no se podía distinguir del resto del cielo. Era la absoluta sombra, un mundo tenebroso y sin estrellas. Parecía como si Nikolai hubiese ordenado a todos los astros que desaparecieran del universo con esas pocas palabras ácidas que desintegraron el poco selenio que quedaba en el espacio.

Nikolai tiene esa costumbre de sonreír, pase lo que pase; de hacerse el idiota ante sus problemas; de vivir hoy sin creer en su propio mañana; de pensar que "la ilusión es la primera causa de la desilusión", pero ser totalmente incapaz de negarse a sus sueños... Nikolai tiene esa costumbre de herir sin querer, cuando busca querer sin herir. Nikolai es un idiota que está consciente de su idiotez, pero no hace nada... Qué idiota.

Allí, en esas tinieblas, un solo rayo de luz se postraba ante los pies de Nikolai, y en esa alfombra brillante se proyectaba su sombra. Observándola con mucha atención veía cómo su color se tornaba rojo poco a poco, como si se desangrara lentamente.


Le pareció preocupante y miró su piel para revisar si se trataba de alguna especie de irritación extraña que estuviese ocasionando su modificación cromática. No tenía sentido. Su piel no estaba hecha de celofán, pero así se sentía y así lo mostraba la luz en su sombra. En ese momento, un cuchillo pudo haberle siquiera rozado y y hubiese sentido como ese mismo rojo que adornaba la proyección de su piel se le escapaba de cada una de sus venas, de cada una de sus arterías, por cada uno de sus poros...

Sus ojos se volvieron dos rubíes y vio una forma en la sombra... Una forma que no era la suya, sino la de un asesino que cargaba un puñal. Atravesó su pecho y derramó todo ese rojo que le surgía del corazón.

—¡Nikolai!— escuchó gritar a una voz que le resultaba muy dulce.

Una vez más Nikolai se había perdido entre los frondosos versos de su mente y los extensos e inciertos pasillos de los castillos que dibuja en el aire, producto de sus innumerables daydreams... 

... Con aquel sonido que decía su nombre, de una manera tan preciosa que acaramelaba sus pensamientos, sonrió estúpidamente, pero lamentablemente no sin preguntarse si esa voz era la misma voz de su sombra.