viernes, 9 de noviembre de 2012

El Canto de las Aves y el Sol

      En mi vida todo lo que suena a belleza es mujer. Todo lo que me parece indescriptible de cualquier modo lo intento describir. Todo lo que creo que es mortal lo entrego a la literatura para que ella lo vuelva eterno.

—¿Qué es ese sonido tan hermoso?
—Son las aves cantando.

      Dije una vez que la literatura era un pájaro. Dije también que la voz de "mi Noelia" era como el canto de las aves. Podría pensar, entonces, que su voz es poesía. Su palabra es arte, es luz, es amor. Su voz es todo y al mismo tiempo es nada. Podría pensar que la amo, pero no lo sé.

—¿Es posible pensar tantas cosas románticas de una preciosa mujer sin siquiera conocerla?
—De que es posible; es posible, pero no creo que sea lo correcto.
—¿Y usted qué tanto sabe de amor?
—Lo mismo que usted, claro está.
—En ese caso, he de suponer que no sabemos nada... ¿Y qué es lo correcto?
—Lo correcto es lo que no es incorrecto.
—Correcto.



      El canto se escucha distante, 
y el maravilloso sol,
que es su belleza radiante, 
se va sin decirme adiós.

Las horas más sublimes han de ser,
en las que pueda oír su palabra cuando hable,
 responderle con mi voz, 
considerada académicamente como "aceptable", 
y que su piel de luna con brillo de sol,
me alumbre y me dé calor.


      En mi vida todo lo que suena a belleza es mujer. Todo lo que me parece indescriptible de cualquier modo lo intento describir. Todo lo que creo que es mortal lo entrego a la literatura para que ella lo vuelva eterno. Todo lo que quiero es amor, porque amor soy y en amor me convertiré. Todo lo que me hace falta es tu canto y tu sol; placeres para mis oídos y para mi visión. 

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