domingo, 18 de noviembre de 2012

Ni en mis sueños

      Hasta en mis sueños te admiro de lejos, sonrío con tu sonrisa, me encierro en tus ojos y me pierdo en tus cabellos. Te ves preciosa, pero distante. Tan cerca, pero tan lejos. Una distancia que se mide en palabras y no en metros. Una insoportable diferencia que nos separa.

      Me pregunto si alguien habrá escrito alguna vez sobre una situación parecida: la mujer de mis sueños, que ni en mis sueños puedo abrazar. De la ilusión de un amor desconocido que parece estar en medio de una danza de ángeles que interpretan al unísono una melodía operística de "mírame, pero no me toques" y tu voz resaltando sobre la de los angelitos barítonos. Te imagino cantando en un registro único, llegando cómodamente a emitir armoniosos sonidos que no imaginaría jamás.


      Ni en mis sueños te logro hablar. Ni en mis sueños te logro tocar. Es como si estuvieras detrás de la pantalla de un televisor y yo intentara hablarte, pero para qué si no me vas a escuchar. No sé cómo serán las cosas mañana, pero por los momentos: que se disipe la noche y se oculten las estrellas. Pues, ¡al alba venceré!

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