Llovió ayer, llueve hoy, lloverá mañana. No parará de llover porque no parará de llorar. La lluvia es a veces destrucción, pero también es abundancia y fertilidad. Prefiero creer que esta lluvia nos traerá alegrías nuevas y no angustias que se evaporaron, se condensaron y volvieron a precipitarse sobre nosotros.
Los lunes la lluvia cae... como el resto de la semana... y creo que ya sé por qué llueve tanto en esta ciudad. No es el calentamiento global... y tampoco es el gobierno. Es porque siempre hay razones para llorar... no sé si siempre las ha habido como dice mi abuelo, pero no todas las lágrimas son de tristeza; y después de la tormenta, esperamos a que nos salude el sol... o la luna.
Gracias a Joe Satriani y a Teresa Le Maitre.
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