martes, 26 de abril de 2011

Ave Fénix

  Murió, y de sus cenizas bañadas en mis lágrimas renació. Su rostro chamuscado por las llamas de su incendio eterno, sus ojos grises se convirtieron en dos perlas brillantes sobre las cuales la luna reflejaba su aura de calcio.

   Jamás creí que la muerte podría ser tan hermosa, jamás creí que en el fondo de mi corazón brotase la flor de una negra rosa, las gotas de la lluvia expedidas por mis glóbulos oculares mojaban sus labios, sus manos y sus pechos celestiales. Una cascada se precipitó sobre el suelo bañado en vino, en el vino de su vida, el vino de mi querida.

  No me aparté de su cuerpo, junto a sus cenizas permanecería, un llanto interminable, sollozos por su alma que abandonaba a la mía, estábamos conectados por un extenso cable. Pasaron los días y también los policías, pero de mi boca ni una sola palabra saldría, ninguna otra palabra, más que "Valentina".

  Médicos y psicólogos se acercaban a Valentina y a mí, llegaban en vano, pues no me movería de ahí, ni su propio hermano. El hermano de Valentina sufría por supuesto, pero el luto que pagaba, ante el mío, no poseía argumento.

  Quizás fueron mis lágrimas, quizás fue mi sufrimiento, pero como agua bendita bañando el mismo rostro de la virgen, ante todo el memento, mi hermosa Valentina regresó de los altos cielos, donde la voz de los mismos ángeles seguro escucharía. Tocando la lira, el arpa, el piano y la guitarra y su música nebulosa evocaron la calma y devolvieron a mis brazos su nivea alma.

  Nadie creía lo que veía. De un milagro se trataba, la santificación de la belleza en la acción más maravillosa que la imagen retrataba. Cual ave fénix, Valentina renació de sus cenizas. Y así fue, murió, y de sus restos bañados en mis lágrimas resucitó.

  El llanto de sus ojos grises y las gotas de mis ojos pardos se mezclaron entre nuestras lenguas en el más hermoso de los besos, y es así como el amor nunca muere, y si sucede, siempre regresará de los muertos.

Imagen: Greg Martin http://gallery.artofgregmartin.com/ ©

viernes, 15 de abril de 2011

El Día de mi Suerte

   ♪Pronto llegará el día de mi suerte, sé que antes de mi muerte, seguro que mi suerte cambiará


    Las voces del autobús se convierten en mis oídos en la incertidumbre, la violencia, la miseria, el riesgo, la policía. Razones me sobran para dudar de mi entorno, me siento como Andrés Barazarte, pero sin lo gocho y sin la maleta, en realidad solo nos parecemos en lo de criminales, criminales incidentales. 


   No sé por que no fui con Luis a la plaza aquel día en que una fuerza superior se apoderó de mí. No soy realmente el hombre más suertudo del mundo, en la búsqueda del final del arcoiris, yo soy el pendejo que se cree que hay oro. Cuando pedí una pata de conejo, me dieron gato por liebre y cuando creí haberme topado con el trébol de cuatro hojas, caí en las fauces de la vil droga.


  Sí, soy un drogadicto, pero no me llamen así, no me gusta, es... muy despectivo, díganme bohemio. Voy en camino a la casa de mi proveedor, lo llamamos "el master", tiene una pinta de Salvador Dalí, pero combinado con Gustavo Cerati, no sé si lo entiendan, es bien raro.


  - Al llegar a donde "el master" hay que decir la clave - me decía Jaime, un amigo que sabe de esto - la clave es, y recuérdala bien: "Alguien voló sobre el nido del cuco". - A mi mente llegó la imagen de Jack Nicholson en esa película del mismo nombre. 


  En fin, al llegar a donde "el master" canté la clave, pero no apareció Dalí con Cerati, sino Morgan Freeman con un pistolón. No se trataba ya de la droga que era mi vida, sino de mi vida, que era la droga. Un policía que era frecuentemente chantajeado por "el master" simplemente llegó ese día con ganas de matar. 


   ♪Pronto llegará el día de mi suerte, sé que antes de mi muerte, seguro que mi suerte cambiará♪, pero realmente no cambió. 

Ritorna a me, Francesca.

   Nueva York está a tan solo 10 kms., el crucero avanza y aún no hallo a Francesca Benutti.

   La incertidumbre trepa por mis hombros, y pesa más que el ancla del barco. Sus labios rosa, sus cabellos rojos, sus ojos verdes y su cuerpo de diosa, describen a Francesca, la mujer más hermosa. No hay por dónde buscar, pero su piel deseo tocar, las ansias de besar su boca una vez más consumen lentamente mis pensamientos, y estallan junto a todo lo que en mi corazón por ella siento.

  No me monté en esta nave porque a Nueva York ir buscáse, sino porque creí haber visto a mi preciosa ave montarse, no porque tuviese plumas, sino porque la necesidad de rimar me abruma. En Milano, la situación era distinta, nuestro amor estaba escrito con una rojiza tinta, los besos de Francesca, me sacudían la testa, la vida con Francesca, me sacudía la testa y cuando me intentó matar Francesca... Me sacudió la testa.

  Derramadas las lágrimas sobre las poesías con tu nombre, vuelvo a ti siendo ahora un nuevo hombre. Arpeggios en un piano, me recuerdan a tu... tu... jeje... Me recuerdan a ti y la única vez en que realmente te mentí, las otras no cuentan, no son más de cincuenta, y nueve, mil. No son muchas, pero tú igual no me escuchas.

  Parlo con tutti, ma non riesco a trovare Francesca Benutti. Será que no te montaste en este crucero, quizás te confundí con Lucero ¡Oh, por Dios! Estar equivocado espero, después de todo ni te pareces a ella, tú eres infinitamente más bella, es más, infinito más uno para ti, ragazza y doncella.

  Ritorna a me, ritorna a me. Io ti amo, ti amo más que a il mondo, te amo como a los pastelitos redondos, más que a los pastelitos redondos.

   Nueva York está a tan solo 10 kms., el crucero avanza y aún no hallo a mi amada, Francesca Benutti.

jueves, 14 de abril de 2011

El Reflejo de las Uvas: Narrada por Ella.

   Ya estaba con mis alas desplegadas, preparada para volar, preparada para entrar en el sueño eterno. El idiota de Joe me está siguiendo, sé que lo hace. 

    Los espejos me conocen, yo no a ellos. Siento que es el momento de aclamar por la libertad que tanto deseo, alejarme de todos los imbéciles de este mundo y conseguir lo que está tras los vidrios. Entró alguien al salón... Seguro es Joe, siguiéndome como siempre. Él no sabe acerca de la vida tras el reflejo de los espejos, él no sabe sobre las maravillas que esconden cada uno de los granos de arena que fueron utilizados para hacerlo. Vio la vela que está a mi izquierda, trataré que no me vea... No quiero que Joe interfiera, siempre lo hace... ¡Ah! Y siempre me sigue. 

    Cuando vi que tomó la vela, con un grito de "¡Libertad!", atravesé los espejos y llegué aquí, el mundo con el que tanto soñé.

El Reflejo de las Uvas: Narrada por un fanático de Les Luthiers.

 "El cuerpo del delito y el cuerpo del delincuente en este caso son la misma cosa", se escucha decir a Marcos Mundstock en el preámbulo de la obra de Les Luthiers "La Vida es Hermosa".

  Ocurrió un suicidio, "un asesinato a 'sui' mismo" en un cuarto de espejos, una joven de procedencia desconocida se encontraba allí, sabrá Dios haciendo qué. En un arranque de locura, la muchacha cogió impulso y ¡Jue! en su fuerte arremetida, tras un grito, se mató. ¡Así mismito! Falleció, se fue, murió, se acabó, no más muchachita.

  La gente parece aún no comprender que "nuestros problemas son solo bobadas, siempre hay personas más desgraciadas. La vida las atrapa como en una red y están peor que nosotros... Por ejemplo, usted"

El Reflejo de las Uvas: Narrada por Joe.

   La habitación era muy oscura, tan solo había una vela sobre una caja al fondo del salón. Tocando las paredes, noté que se trataba de un cuarto de espejos, quizás se trataba de un salón para la práctica de alguna danza, modelaje, tal vez, la verdad es que yo no sé mucho de eso. En realidad, no sé ni que hacía yo ahí, terminé en ese lugar porque estaba buscando a alguien... Creo. Bueno, estaba ahí y estaba oscuro, creo que ya lo dije, pero es que, jeje, era muy oscuro.

  Luego de ver que había una vela traté de acercarme a ella y tomarla para buscar algún interruptor de luz, ya que al menos lograba notar que habían lámparas en el techo. Después de haberla tomado escuché un increíble grito de "¡Libertad!". me sobresalté en demasía, pero lo que realmente me asustó fue el estruendo de los vidrios partiéndose.

  Cuando logré encender el interruptor de las lámparas, hallé a mi novia Claire llena de sangre y vidrios de espejo... Fue aterrador.

-Así declaró Joe ante la jefa de policía Joplin.

miércoles, 13 de abril de 2011

El Reflejo de las Uvas: Narrada por el arquitecto.

   Un espejo, un mundo distinto. 


   Muchas veces, Claire soñaba con la vida a través del espejo, el país de las maravillas, un mundo bizarro, utopías fantásticas de su corazón lleno de dudas. La luz tenue que iluminaba a duras penas la habitación llena de espejos, provocaba a las sombras que contaminaban la mente de Claire. 

   Un último aliento de una vida desarraigada, libre de cualquier atadura a este universo en el que muchos están encerrados aún, se logró escapar de los pulmones llenos de nicotina y carbono de la joven, un poderoso grito de alegría, quizás alarido o llanto retumbó en las paredes pintadas con marcadores rosa con ilustraciones de una visión solo posible para Claire. Se abalanzó sobre los espejos, cortándose, sangrándose y finalmente cayendo en el piso marmolado manchado de vino, y adornado por brillantes vidrios, fragmentos de vidrios, que reflejaban el mismo color rojo de la sangre de Claire.

La Herencia de Blancanieves

   Mi familia no es exactamente la familia más rica del este de Londres, de hecho, ni siquiera vivimos en el este de Londres, vivimos en Barcelona... Barcelona, estado Anzoátegui. Desde la misteriosa desaparición del abuelo, hemos estado buscando señales de la herencia.

   El abuelo se llama Richard, Richard Rodríguez, pero yo lo llamaba Blancanieves, porque tenía 7 nietos, aunque de blanco no tenía nada. - Quizás, yo sería Dormilón. - Bueno, el caso es que el abuelo se perdió, y no sabemos dónde está, y a mis primos y hermanos solo les interesa la estúpida herencia.

  Mi hermano Tomás. - Gruñón, tal vez. - Decía que la herencia seguro era "un estúpido pedazo de papel con una estúpida reflexión". Luis, hijo de mi tía Francisca. - Tontín, digan lo que digan. - No sabía qué era una herencia. Benito, el hermano de Luis. - Sin lugar a dudas es Doc. - El más inteligente de todos, consideraba que el abuelo "tan solo planteaba una ausencia metafísica, para dejarles una enseñanza acerca del egoísmo", aún con todo ese discurso, como buen político las palabras le quedaban grandes. Carlos, mi hermano mayor. - El enano con pulmonía. - Realmente tenía un problema, Carlos fumaba más que jeque árabe. Él decía que el abuelo dejó Caporal y Habanos.... Iluso.

  Los otros dos realmente no cumplirían con el esquema tradicional de los 7 enanos, Enrique - El enano obsesivo. - y Felipe - El enano... Enano. - Ambos hijos de mi tío José Luis. Enrique no podía soportar la ausencia del abuelo, consideraba que si el abuelo no estaba, simplemente el Feng Shui se arruinaba y la vida no podía seguir teniendo sentido, si es que alguna vez lo tuvo. Y Felipe, pues... ¡Bah!

  El que no estaba buscando la herencia fue quien finalmente la consiguió... Encontré al abuelo en el bosque, muerto, irónicamente junto a una manzana, la manzana de la discordia. Y fue Felipe quien de verdad comprendió que la mejor herencia que nos pudo dejar el abuelo fue... Nada. Nada de nada. Nada, excepto una manzana.