Un espejo, un mundo distinto.
Muchas veces, Claire soñaba con la vida a través del espejo, el país de las maravillas, un mundo bizarro, utopías fantásticas de su corazón lleno de dudas. La luz tenue que iluminaba a duras penas la habitación llena de espejos, provocaba a las sombras que contaminaban la mente de Claire.
Un último aliento de una vida desarraigada, libre de cualquier atadura a este universo en el que muchos están encerrados aún, se logró escapar de los pulmones llenos de nicotina y carbono de la joven, un poderoso grito de alegría, quizás alarido o llanto retumbó en las paredes pintadas con marcadores rosa con ilustraciones de una visión solo posible para Claire. Se abalanzó sobre los espejos, cortándose, sangrándose y finalmente cayendo en el piso marmolado manchado de vino, y adornado por brillantes vidrios, fragmentos de vidrios, que reflejaban el mismo color rojo de la sangre de Claire.
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